Hasta el momento no existe tratamiento curativo, pero frente a la actitud de hace unos años (de no hay nada que hacer), hoy sabemos que existen diferentes maneras de tratar una enfermedad crónica como esta, proporcionando una mejora de la calidad de vida del enfermo.
Tratamiento farmacológico
En la actualidad, disponemos de diferentes tipos de fármacos para tratar la EM, unos, destinados a controlar la evolución de la enfermedad y otros a mejorar los síntomas (espasticidad, fatiga, temblor, dolor…). Entre los primeros se encuentran dos agentes inmunomoduladores (IMM): interferón beta y acetato de glatiramero, dos inmunosupresores selectivos (IS): natalizumab y fingolimod y dos inmunosupresores no selectivos: mitoxantrona y azatioprina. Estos medicamentos, aunque solo parcialmente, reducen la frecuencia de las recaídas y la formación de nuevas lesiones, frenando así la progresión de la discapacidad en los pacientes con actividad inflamatoria. A corto y medio plazo se podrían disponer de nuevos preparados orales como la teriflunomida, el laquinimod, y el fumarato y otros inyectables como el alemtuzumab, daclizumab y ocrelizumab entre otros, que supondrán un valor añadido al arsenal terapéutico actual. Entre los segundos se encuentran para la espasticidad: baclofen benzodiacepinas, tizanidina y toxina botulínica.
Tratamiento rehabilitador
Sin embargo, a pesar de las diferencias existentes en los tratamientos farmacológicos actuales, su eficacia sigue siendo limitada. De ahí que se haga necesario recurrir a tratamientos rehabilitadores (en sentido amplio) y complementarias que potencien el uso de los fármacos y más aún son, en la mayoría de los casos, imprescindibles para mantener la calidad de vida de los pacientes.
En ADEM-GU el concepto de rehabilitación es integral, para lo cual hemos formado un equipo multidisciplinar de profesionales, que nos permite prestar servicios de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y psicología.