La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad inflamatoria desmielinizante que afecta al sistema nervioso central (SNC). Se llama “esclerosis” porque como resultado de la enfermedad se endurece el tejido nervioso (parecido a una cicatriz) en ciertas áreas del cerebro y de la médula espinal. Se llama “múltiple” porque diversas áreas del cerebro y de la médula espinal pueden verse afectadas.
A pesar de que la causa exacta de la EM se desconoce, muchos científicos creen que la destrucción de la mielina es el resultado de una respuesta anormal del sistema inmunológico hacia el propio organismo. El sistema inmunológico defiende al organismo de “invasores” ajenos, como por ejemplo los virus o bacterias y tiene la capacidad de diferenciar entre las estructuras propias y extrañas. La integridad del organismo se consigue a través del mecanismo de tolerancia, evitando el reconocimiento de lo propio. La ruptura de este equilibrio tiene gran relevancia en el desarrollo de las enfermedades autoinmunes. En ellas, el organismo ataca sin advertencia su propio tejido. En la EM, la sustancia atacada no es ningún “invasor“, sino la mielina, material compuesto por proteínas y grasa, que recubre, protege y envuelve a modo de vaina las fibras nerviosas del sistema nervioso central y se encarga de facilitar la conducción de los impulsos eléctricos entre las fibras nerviosas. Si esa mielina se destruye o se lesiona, la habilidad de los nervios para conducir los impulsos eléctricos desde el cerebro se interrumpe y este hecho produce la aparición de síntomas (espasticidad, enlentecimiento de las órdenes de movimiento, afasia…). La causa de la enfermedad no es aún conocida, pero la teoría más aceptada es que la EM es fruto de varios factores:
- Genéticos: cierta información que aparece en los genes y que puede determinar una predisposición a contraer la enfermedad.
- Ambientales: virus, vacunas, etc., que pueden desencadenar la enfermedad en las personas predispuestas.